“El nido de la golondrina”, documental del cineasta UV José Manuel de la Parra, obtuvo el premio al Mejor Largometraje en la categoría Nuevas Voces Latinoamericanas, en la reciente edición de Festival Santiago Wild, organizado por Ladera Sur, en alianza con National Geographic.
La película será exhibida, junto a un posterior conversatorio con su director, este miércoles 29 de mayo, a las 10:00 horas, en el Parque Cultural de Valparaíso, como parte de la inauguración del Año Académico de la Escuela de Cine.
El documental relata la problemática de la golondrina de mar de collar, ave oceánica que entre abril y junio realiza su primer vuelo entre el desierto de Atacama y el océano Pacífico, cayendo producto de la contaminación lumínica de la ciudad y otras fuentes de actividad humana.
La cinta es protagonizada por los investigadores Jorge Páez y Carlos Guerra, del Centro de Rescate y Rehabilitación de Fauna Silvestre y el Centro Regional de Estudios y Educación Ambiental, de la Universidad de Antofagasta.
Al respecto, José de la Parra cuenta que “estamos muy contentos de haber ganado el Festival Santiago Wild, a pesar de que creemos que los documentales no son deportistas que estén hechos para competir entre unos y otros. De todas maneras, estamos felices de que nuestra forma particular de articular esta narración haya hecho contacto tanto con el jurado como con la gente que ha visto la película. Lo más importante para nosotros es que vivan la experiencia cinematográfica”.
José de la Parra egresó de la carrera en 2010 y dos años después se tituló como Cineasta UV. Posteriormente realizó un postítulo en comunicación científica en la Universidad de Chile.
“El documental tiene mucho de investigación, pero también de intuición. Busca retratar cómo lo hace un científico para enfrentarse con un problema que desde el punto de vista práctico esta cercano a lo imposible, pero que es urgente resolver. La imagen principal de la película muestra al protagonista como una pequeña hormiguita frente a la inmensidad del desierto”, señala.
“Consideramos este proyecto como un instrumento para la concientización práctica. Cuando las golondrinas caen en las ciudades, no mueren, quedan paralizadas, por eso es muy valioso que las personas que vivan en ciudades como Iquique, Antofagasta, Caldera, Arica o Tocopilla, sepan reconocerlas y llevarlas a los centros de rescate o al Servicio Agrícola Ganadero”, destaca.
Sobre la participación en Santiago Wild, cuenta que “es un primer paso muy valioso para dar a conocer este trabajo al público. Esperamos seguir en festivales, con exhibiciones en los sectores afectados por esta problemática social, desde Caldera hasta Arica y el sur de Perú, donde caen las golondrinas de mar y otras especies parecidas, debido a la iluminación desregulada en las ciudades costeras”, indica.