Mario Llancaqueo, fundador de Librería Crisis, es ciudadano ilustre de Valparaíso
La comunidad de Valparaíso homenajea a Mario Llancaqueo, persona que fundó la tradicional Librería Crisis, con el título póstumo de ciudadano ilustre de la ciudad. El homenaje, preparado por la Municipalidad de Valparaíso, es en honor al trabajo de esta persona en la ciudad.
La librería Crisis nació en Valparaíso, en noviembre del año 1991 con algunos pocos libros sobrevivientes de épocas oscurantistas. "La Crisis", como era llamada, es heredera y continuadora de la Librería Siqueiros, ubicada en Av. Francia; la Librería Nueva Era, saqueada por militares después del Golpe de 1973; y la Librería Rucaray, punto de encuentro y resistencia en el Santiago de los años 80.
El nombre surgió en homenaje a la emblemática revista argentina Crisis, dirigida por el escritor uruguayo Eduardo Galeano. Más allá de esta cita, la palabra crisis, siguiendo su etimología, "nos ofrece la posibilidad del cambio y de poder ir haciéndonos y rehaciéndonos en el camino", señala el sitio web de la librería, en una suerte de manifiesto.
"Desde un principio, nuestras pretensiones han sido mantener este lugar como un punto de encuentro de quienes están por y con los libros, enfatizando la difusión de publicaciones marginadas de los circuitos de distribución masivos, porque la idea es ofrecer otras posibilidades", agregan desde su sitio web, dando cuenta de la esencia del lugar.
Y este mensaje en mucho fue cumplido. Si bien la librería se instaló frente al Congreso, pensando en que sería un punto de consulta, finalmente se transformó en lugar de referencia del Barrio Almendral donde la vida literaria y académica encontró un espacio.
El propio local se destacaba por sus paredes y su mural exterior, donde podían verse imágenes de Nelson Mandela, grabados e incluso poemas. También se caracterizaba porque fue de las tradicionales librerías donde la persona que llegara, podía revisar y leer libros sin sellar, para probar en una lectura el gusto de un texto.
Mario Llancaqueo representaba la tradición del librero, alguien que efectivamente había leído o conocido las referencias de los libros que vendía y ofrecía en su tienda, lo que significaba una mayor cercanía y cordialidad a la hora de buscar una lectura.