Desarrollo Social considera 5 centros de cuidados en la Región de Valparaíso
Con una participación de más de 12 mil personas a nivel nacional, los diálogos territoriales y sectoriales “Hablemos de Cuidados”, organizados por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia y ONU Mujeres culminaron su etapa de recolección de datos. A través de 1621 instancias a lo largo del país, personas cuidadoras y cuidadas aportaron con su visión y experiencia para la construcción de la Política Nacional de Cuidados.
En la Región de Valparaíso, la participaron de 856 personas en 97 diálogos permitió el levantamiento de antecedentes. La Secretaría Regional Ministerial de Desarrollo Social y Familia de Valparaíso y la Fundación para la Superación de la Pobreza iniciaron la difusión de resultados de la primera fase a través del seminario “Avanzando hacia una Comunidad de Cuidados”, donde se expusieron las conclusiones y expectativas regionales en torno a la configuración de un Sistema Nacional e Integral de Cuidados.
Con relación a las problemáticas que viven las personas cuidadoras, se menciona recurrentemente en la iniciativa la corresponsabilidad de género, con un 17,4% de las menciones. Esto, explicaron las participantes, se expresa en que son principalmente mujeres quienes toman este rol. La afirmación se condice con los datos entregados por el Anexo de Cuidados del Registro Social de Hogares, cuyos datos arrojan que el 88,3% de las personas que cuidan a alguien con discapacidad o dependencia son mujeres.
Esto se equipara en menciones con problemas respecto al uso del tiempo. Las y los participantes reconocieron que la demanda de sus labores de cuidado dificulta acceder a momentos para trámites domésticos, acceder a atención médica e incluso a tiempos de ocio.
Otro aspecto relevante, con un 16,4% de las menciones, se considera la falta de autonomía económica como problemática. Esto se traduce en la percepción de la labor de cuidados con empobrecimiento. Según datos del Anexo de Cuidados del Registro Social de Hogares, el 73,5% de las diadas de cuidado (conjunto de persona cuidadora y persona cuidada) pertenecen al 40% más vulnerable, lo que se condice con esa apreciación.
Relativo a las necesidades de servicio, se mencionan reiteradamente la conciliación laboral y conectividad. Sobre el primero, se señala las diferencias de horas de jornada entre espacios como guarderías y escuelas versus los trabajos. Se hacen también diagnósticos específicos sobre la ausencia de conciliación entre los cuidados y la jornada laboral formal, que se traducen en a la sobrecarga del cuidador. Del mismo modo, se plantean necesidades de flexibilidad laboral, para que quienes cuidan ingresen al trabajo formal.
Respecto a conectividad, se hace referencia a la red de transporte público. Los traslados muchas veces representan una complejidad mayor por la poca disponibilidad de tiempo y las menciones dan cuenta de deficiencia tanto en lugares rurales como urbanos para la accesibilidad a la ciudad, a lugares de provisión de servicios, y la falta de cobertura de transporte público. A esto, se le suma que los medios de transporte no siempre cuentan con los aspectos técnicos necesarios para trasladar a personas con algún grado de discapacidad.
Finalmente, sobre las necesidades de las personas que reciben cuidados, las participantes señalan persistentemente la educación como brecha. En ese sentido, hacen referencia a las dificultades de acceso y permanencia para personas neurodivergentes o en situación de discapacidad. Esto se traduce directamente en un retraso de su trayectoria escolar y dificultades en su desarrollo.
En ese sentido, según datos de la Encuesta Nacional de Discapacidad y Dependencia 2022 (ENDIDE), mientras las personas sin discapacidad alcanzan los 12,2 años de escolaridad, la población con discapacidad alcanza solo los 10 años. Asimismo, el 50,1% de personas con discapacidad no tiene enseñanza media completa versus el 28,4% que registran las personas sin discapacidad.
Además, se señala la falta de infraestructura inclusiva. Esto releva la importancia de tener espacios públicos en buen estado y, que tanto estos como los espacios de propiedad privada consideren en su diseño las distintas necesidades que puedan tener las personas para facilitar el acceso y uso.
Conversamos con la seremi Claudia Espinoza.