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Observatorio de Políticas Culturales aplaude nombramiento de Julieta Brodsky en el MINCAP

21/01/2022
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Ampliamente aplaudido ha sido el nombramiento de Julieta Brodsky como la nueva Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, quien hasta el día de ayer se desempeñaba como directora de investigación en el Observatorio de Políticas Culturales, quienes también felicitaron esta noticia.

OPC tuit

Barbara Negrón, directora del OPC, manifestó estar muy contenta con su nominación, en especial por las buenas vibras que ha causado su nombre en el mundo de la cultura en general.

Brodsky es militante de Convergencia Social y de profesión es antropóloga social y cultural de la Universidad de Granada, España. También tiene un magíster en Antropología en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y es diplomada en Promoción y Gestión de Derechos Culturales en la Universidad de Buenos Aires.

Trabajó en el OPC como directora de investigación desde el 2011. Además, ha sido Coordinadora del Programa de Integración Sociofamiliar Fosis en Senda 2011 al 2012, delegada del OPC en el programa Trama de la Red de Trabajadores de la Cultura de 2014 al 2017, investigadora y desarrolladora de contenido en la Corporación Cultural Tramados entre 2017 y 2019.

Precisamente hace unos días, Bordsky publicó una columna titulada “El legado en cultura de Sebastián Piñera” en Ciper Chile, escrito en el cual destaca que “la administración saliente nos deja el menor aumento presupuestario desde el retorno a la democracia”, explicando que “el gobierno presentó un  proyecto de presupuesto para el año 2021 que disminuía entre un 10% y un 15% los recursos de todas las instituciones culturales que recibían transferencias directas del Estado”.

La antropóloga es enfática en señalar que “ han sido cuatro años complejos para las políticas culturales, tanto por las coyunturas externas como por la falta de ambición del gobierno saliente en este ámbito. Claramente la cultura no fue una cartera prioritaria para esta administración, ni hubo disposición para continuar el camino de transformaciones iniciado con el segundo mandato de Bachelet. Incluso si creyéramos que el progreso es un camino único y constante, se podría hablar de retroceso: retroceso en el porcentaje que se destina a cultura dentro del gasto público general; retroceso en la implementación de una agenda legislativa ambiciosa para el sector; retroceso en la creación y puesta en marcha de programas que escapen a la lógica concursable; retroceso en el diálogo intersectorial y retroceso en la generación de confianzas con el sector organizado”.