A las 00:00 de este miércoles 1° de septiembre comenzó la veda biológica de la merluza común en todo el territorio nacional, la que se extenderá hasta el día 30 del mismo mes. Esto significa que quedan prohibidas las capturas y los desembarques, mientras que el recurso fresco extraído justo antes del inicio de la veda, puede ser comercializado hasta el sábado 4 de septiembre.

Si bien se ha vuelto costumbre que en esta fecha, por recomendación técnica de las autoridades, se detenga la pesca de la Merluza Común, pescadores artesanales han denunciado que no existen muchos más productos marinos que puedan comercializar además de esta especie, por lo que su veda significa detener casi por sus ingresos. Junto con esto, indicaron que desde el Gobierno se les solía entregar un bono para palear en cierta medida este impacto económico en sus bolsillos, pero es un beneficio que no se ha vuelto a otorgar. Así lo expuso el presidente del sindicato de pescadores de la Caleta Portales, Pedro Tognio.

Tognio manifestó que la veda de la merluza debiese replantearse en cuanto a la fecha elegida, especialmente considerando que la pandemia del Covid-19 disminuyó el ejercicio de la pesca artesanal y dejó a sus trabajadores detenidos por mucho tiempo.

El dirigente gremial criticó que el Gobierno no articule estrategias o medidas de mitigación socioeconómicas para los pescadores artesanales por esta pausa y, además, fue enfático en señalar que el periodo de septiembre no es útil para asegurar la reproducción de la merluza, ya que, cuando retoman su pesca en octubre, aún es posible encontrarlas en pleno periodo de reproducción.

En este sentido es que Claudio Báez, director nacional e Sernapesca, explicó que la determinación de la fecha es una “decisión de carácter técnico y científico, no antojadizo”, y sostuvo que sí existen otras especies marinas disponibles para el consumo.

Báez expuso que la situación delicada de la merluza es un desafío que debe abordarse a largo plazo, que podría considerar incluso doce años de implementación de su veda una vez al año para recuperar su ritmo de reproducción.

El seremi de economía de la región de Valparaíso, Alejandro Garrido, afirmó que se están trabajando con programas de apoyo económico desde INDESPA, lo que comenzó con un catastro de la situación y proceso de consulta a las todas las caletas de la zona.

Asimismo, explicó que el convenio GORE-INDESPA ayudará a la comercialización y apoyo a organizaciones, lo que significará la inversión de $4.200 millones, junto a la elaboración de proyectos que superan los $480 millones que, además, fortalecen la capacitación y asesoría a pescadores.

Cabe destacar que, según los registros del Sernapesca, hay 2.860 embarcaciones artesanales autorizadas para extraer merluza común. Los principales lugares de desembarque estarían en la Región del Maule, donde destacan las Caletas Curanipe, Pelluhue, Maguillines y Duao; en Valparaíso, donde la principal caleta de desembarque es Pacheco Altamirano, de San Antonio; y en el Biobío, la mayor extracción se registra en caleta Coliumo de Tomé y San Vicente de Talcahuano como sitios principales.

El año 2020 se desembarcó entre enero y agosto un total de 18.856 toneladas, cifra que se ha incrementado a 20.243 toneladas en igual período de este año 2021.

La merluza común está definida como una pesquería estratégica y por lo tanto ha sido priorizada dentro del Plan Nacional de Fiscalización de Sernapesca. Por esta razón, se monitorea toda la cadena productiva: desde controles en zona de pesca junto a la Autoridad Marítima, su desembarque en muelles y puertos, así como su transporte y comercialización.