Una dura polémica se ha generado en torno al proyecto de ley que crea el Ministerio de las Culturas, Artes y Patrimonio, involucrando al actual ministro, Ernesto Ottone, y a Luciano Cruz-Coke, secretario de dicha cartera durante el gobierno de Sebastián Piñera.

Esto, en el marco del debate del proyecto en la comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología del Senado, donde se analiza el texto en segundo trámite constitucional.

Luciano Cruz-Coke señaló que el proyecto del gobierno merece modificaciones, considerando que en ciertos aspectos, como participación, hay a su juicio una pérdida de influencia de la sociedad civil, tanto por el número de consejeros, como por sus funciones.

A juicio del actor y exministro de Piñera, hay una pérdida de atribuciones de los consejeros en la aprobación de líneas de políticas, facultades que pasaron directamente al ministro en el presente proyecto.

Cruz-Coke agregó que existe un aumento presupuestario en el proyecto.

El actual ministro respondió dichas críticas, señalando que la figura contenida en el proyecto de ley, fue elegida luego de distintas posibilidades analizadas.

Para Ottone, en desarrollo de culturas indígenas el CNCA es el principal órgano consultor del gobierno, luego del proceso de consulta por la elaboración del proyecto para el nuevo ministerio que está actualmente en trámite, que busca cumplir con lo establecido en el convenio 169 de la OIT.

A la vez que defendió la actual fórmula del ministerio, considerando la necesidad de empoderarlo políticamente, criticó las opiniones de quien ocupara su cargo en el gobierno de Sebastián Piñera.

El actual ministro de Cultura señaló que el proyecto considera crear una Subsecretaría de Culturas, Artes e Industrias Creativas y una Subsecretaría del Patrimonio. Informó que de los 340 funcionarios nuevos que considera el texto, 300 se desempeñarán en regiones.

También señaló la necesidad de un fortalecimiento de la DIBAM, además de su desarrollo territorial. En materia presupuestaria, considera que un 23 por ciento de los fondos del ministerio se distribuyen en concursos, mientras que el 75 por ciento restante va para programas.