“Luna de miel”. Este es uno de los tantos lugares comunes que se utilizan en el periodismo político cuando se habla de un período en que supuestamente no hay conflictos, porque se está esperando cumplir expectativas, disculpen su uso, pero puede ser bien gráfico de una situación.

Contrariamente a lo que se puede creer de este tipo de períodos, en que se esperan señales hacia los ejes de sus campañas, el presidente electo José Antonio Kast dio un nuevo giro desde el candidato al presidente electo.

Desde hace un buen tiempo en nuestra vida democrática, las personas que asumen la presidencia en Chile realizan, ya en la investidura del cargo, su primera visita de Estado a la Argentina. El hito de esta tradición estaría en agosto de 1991, cuando los mandatarios Patricio Aylwin y Carlos Menem se reunieron para hablar en ese entonces, de temas limítrofes, algo que puede ser algo impensado hoy, pero eran otros tiempos. 

Esto ha sido replicado por presidentes como Frei, Lagos, Bachelet, Piñera y Boric. Y se conoció un gesto sencillo, pero distinto: fuera de la investidura, como presidente electo, Kast se reunirá con Javier Milei, algo que el mandatario nunca hizo de manera oficial con Boric, y sólo hablaron cuando asumió el mando y en una reunión multilateral, con claro desagrado.

De este modo, Kast y Milei dan cuenta de su sintonía política. Incluso se ha especulado en Chile que se solicite la colaboración de uno de los funcionarios del gabinete económico para realizar labores en Chile.

Con esto, Kast puede dar una señal innovadora en materia de relaciones exteriores, pero saliéndose del libreto, que este tipo de materias son políticas de Estado y que son los presidentes, en ejercicio, los interlocutores entre países. La señal constituye un verdadero “bypass” al Presidente Boric, lo inédito hizo disponer del embajador José Antonio Viera Gallo para este efecto.

Kast puede ser que aproveche este tiempo, aún sin ejercer el cargo administrativo, pero con el poder para hacer una serie de acciones, iniciativa no le falta ni a él ni a su equipo, pero no vaya a ser que, entre tanto, se interprete que se abandona el tema de la seguridad que tanto pregonó como prioritario en campaña, porque “se es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras”, y las acciones hablan por sí solas. Tarde o temprano, “La luna de miel” se terminará y habrá que dar respuestas.