Los siete acusados en el denominado caso Secta de Colliguay fueron encontrados culpables de los delitos que les eran atribuidos por el Ministerio Público.

El Juzgado de Garantía de Quilpué dictó el veredicto respecto de los involucrados en este grupo, liderado por Ramón Castillo Gaete, autodenominado “Antares de la luz”.

El caso data del 2012, cuando se efectuó un supuesto ritual en el que fue sacrificado en una hoguera el hijo de Castillo Gaete y Natalia Guerra, un lactante de sólo dos días de vida. La justicia resolvió condenar a Natalia Guerra como autora del delito de parricidio consumado y a Pablo Undurraga como autor del delito de homicidio calificado consumado en contra la víctima.

En tanto, a David Pastén, Karla Franchi, María Pilar Alvarez, Carolina Vargas y Josefina López, también miembros de la secta, se les condenó como encubridores del delito de homicidio calificado consumado.

Así lo determinó la jueza Deisy Machuca, quien dará a conocer las penas el próximo lunes 6 de marzo. 

 Si bien fue muy descriptivo en cuanto al resultado, se notaba conforme con el veredicto al fiscal Juan Emilio Gatica.

En medio de la audiencia, las distintas defensas de los imputados aludieron a irreprochables conductas anteriores y posteriores, influencia innegable del “enajenado” de Antares, positiva evolución psicológica y conductual, y la intención de lograr una correcta reinserción social, para acceder a penas remitidas, como lo dijera el abogado defensor de Undurraga, Javier Arévalo.

Las expectativas están puestas en una rebaja de las penas, dado que este fue un juicio abreviado. Así lo explica el defensor regional público, Claudio Pérez, representante de Natalia Guerra.

La Fiscalía ha solicitado que los autores cumplan con penas de cinco años y. en el caso de los encubridores, tres.